Comisiones Obreras de Ceuta | 21 noviembre 2024.

Posicionamiento de CCOO sobre la situación de la sanidad de Ceuta

    28/10/2024.
    Imagen de la sede de la Dirección Territorial de Ceuta.

    Imagen de la sede de la Dirección Territorial de Ceuta.

    La salud es un derecho constitucional, conquistado por nuestros/as mayores, y materializado mediante una sanidad pública, universal y gratuita. Esto supone la mayor herramienta de igualdad y equidad que puede vertebrar nuestra sociedad y una base fundamental del desarrollo del Estado de Bienestar al que aspiramos la sociedad ceutí. Este derecho de todo ciudadano y ciudadana a una sanidad pública y de calidad ha sido seriamente amenazado con las sucesivas crisis económicas y sus consiguientes recortes y con la enorme prueba de estrés que supuso la crisis pandémica, provocada por la COVID-19, que puso en evidencia las profundas deficiencias y debilidades del sistema sanitario público de nuestra ciudad y, por supuesto, la ineficiente gestión que ha realizado (en los últimos 25 años) y sigue realizando el actual Ministerio de Sanidad.

    La sanidad pública de Ceuta ya arrastraba problemas estructurales derivados de las políticas de recortes que se han venido aplicando desde décadas pero, sin duda, el deterioro se aceleró profundamente en el periodo 2020-2021, y todo ello a pesar de la comprensión y comportamiento ejemplar de la ciudadanía de Ceuta y, por supuesto, por la profesionalidad, compromiso e implicación de las trabajadoras y trabajadores de nuestro sistema sanitario que, con su esfuerzo, dedicación e incluso, en ocasiones, bajo el coste de entregar su salud, permitieron que la atención y calidad sanitaria se mantuvieran en nuestra ciudad.

    Para aportar datos en este análisis de la sanidad en Ceuta, vamos a centrarnos en el informe anual del Sistema Nacional de Salud, publicado el 5 de agosto de 2024, cuyas conclusiones son demoledoras y nos llevan a pensar que los/as ciudadanos/as de Ceuta y Melilla son tratados/as como ciudadanos/as de segunda o tercera.

     

    La menor esperanza de vida del país

    Los datos a los que hacíamos referencia señalan que Ceuta es la última autonomía del país en esperanza de vida al nacer (79,7). Este dato no es algo puntual, sino que se ha mantenido durante más de una década, de hecho, al ser nuestra evolución peor que la de las demás autonomías, la tendencia es que no solo seremos la región con menor esperanza de vida, sino que, además, esta diferencia se irá incrementando a medida que pasen los años. El resumen de este dato es que los/as ceutíes vivimos 3,4 años de media menos que los/as demás españoles/as y esta diferencia va a más según pasa el tiempo.

     

    La peor ratio en recursos humanos

    En cuanto a los recursos humanos, los datos a los que hacíamos referencia nos indican, por ejemplo, que tenemos el menor número (por población por cada 1.000 habitantes) de médicos de familia, pediatras, especialistas y enfermeras de todo el país, la peor ratio de centros de salud por población de España y lo anterior sin contar con el aislamiento geográfico que padecemos (ocupamos en este ranking los puestos de cola en la tabla, últimos, penúltimos y lo peor es que este dato viene repitiéndose en las dos últimas décadas).

    Contamos con una Atención Primaria absolutamente colapsada que ha sufrido el deterioro de los valores que la hicieron grande y apreciada por la ciudadanía, además de la pérdida de las actividades de promoción y prevención de la salud que actualmente y en un futuro tendrá repercusiones gravísimas en enfermedades crónicas como, por ejemplo, en el diagnóstico del cáncer en estadios avanzados.

    Durante los últimos años la tasa de médicos ha aumentado ligeramente, que hay un poco más de mujeres que de hombres en la profesión y que un tercio trabaja en Primaria y el resto en Atención Especializada. Tras ello comenzamos el desglose por autonomías, que es en lo que estamos centrando la atención, y lo que nos encontramos es nuevamente a Ceuta y Melilla a la cola de todo el país, a pesar de que tras ver las estadísticas sanitarias de la población deberíamos estar los primeros.

    Si tuviéramos en cuenta los recursos sanitarios privados, la diferencia con el resto de comunidades sería aún mayor. Si vemos el número de médicos de familia y pediatras que atienden a nuestras ciudades en Atención Primaria de salud comprobamos que somos los últimos de todo el país, tan solo empatados con las Islas Baleares. El Ministerio podría alegar que la dispersión geográfica es uno de los motivos de esta disparidad, pero cuando cifra tras cifra vamos viendo cómo el Ministerio discrimina a nuestras ciudades, las justificaciones que puedan argumentar empiezan a perder sentido y la única explicación es que nos consideran ciudadanía de segunda o tercera y que simplemente nos está abandonando a nuestra suerte. Desde luego a la luz de los datos que el propio Ministerio aporta, esta afirmación no nos parece en modo alguna exagerada ni alarmista.

    Por otra parte, si analizamos el número de médicos en Atención Especializada por cada 1.000 habitantes, a estas alturas lo que vemos ya no nos sorprende, tan solo confirma nuestras sospechas: Somos los penúltimos del país. En esta ocasión, Andalucía aparece en última posición.

    Si atendemos a otras profesiones, por ejemplo, enfermeras en Atención Primaria, por cada 1.000 habitantes, Ceuta y Melilla son las últimas. En esta ocasión acompañadas por Madrid, Baleares y Región de Murcia. La tasa de enfermeras hospitalarias por cada 1.000 habitantes ha mejorado bastante en estos últimos años, ocupando el quinto puesto de cabeza. Eso sí, aportando el informe del SNS este dato numérico de enfermeras conjuntamente con Melilla. Siendo el mismo sospechoso, pues todos los datos, en cuanto al número de profesionales, se ha aportado de forma separada Ceuta y Melilla. Lo que puede llevar a dudar del aumento real que han tenido estos profesionales de Enfermería en el Hospital de la ciudad de Ceuta.

    Por otro lado, la negociación colectiva en el INGESA lleva décadas de parálisis y de falta de negociación, lo que ha provocado que no se haya avanzado lo necesario, en más de una década, en todo lo relativo a las condiciones de trabajo de los/as profesionales del INGESA. Aunque es cierto que, en estos últimos años, se han visto pequeños avances relativos en su mayoría a procesos de OPE y de estabilización de personal (en su mayoría por cumplimiento de la normativa europea).

     

    El menor número de centros de Atención Primaria

    En lo que se refiere a los recursos físicos, Ceuta y Melilla tenemos el menor número de centros de Atención Primaria con unas diferencias bestiales respecto al resto. Así, vemos que Castilla y León tiene 40 veces más centros de atención primaria que nosotros, siendo la media del país 7 veces superior. Ante el cúmulo de agravios que estamos encontrando, ¿nos responderá la Administración hablando de dispersión geográfica?, ¿tendrá el descaro de responder? Porque lo que estamos encontrando tan solo merece un silencio avergonzado del Ministerio y el compromiso inmediato de que van a paliar la desolación en la que nos encontramos.

    Hay un detalle que no contempla el informe del sistema anual de salud y que en nuestras ciudades es básico: La demanda adicional que supone la población marroquí (aunque ha disminuido desde la reapertura de la frontera), las personas migrantes de origen subsahariano y el tránsito anual de la Operación de Paso del Estrecho. Aunque es difícil concretar cifras, es evidente la importancia de este factor que empeoraría aún más y de forma significativa la situación de Ceuta y Melilla en esta comparativa. Además, no debemos olvidar que estas pésimas cifras sanitarias de Ceuta y Melilla aparecen a pesar de ser una población notablemente más joven, mientras la edad media del país es de 44,9 años, la edad media de la población de Ceuta y Melilla es de 35 años. El fracaso del sistema sanitario del INGESA es aún más evidente cuando comprobamos que presenta los peores indicadores de salud a pesar de atender a las ciudades con una población más joven de todo el país.

    Tras un análisis del informe del SNS, realmente nos cuesta encontrar un adjetivo que describa la injusticia sanitaria que están padeciendo ceutíes y melillenses. El grado de abandono que el Ministerio de Sanidad está aplicando a las ciudades autónomas roza la negligencia. El calibre del desastre sanitario al que nos estamos encaminando solo podrá evitarse con la movilización de partidos y sociedad. De lo contrario en un muy breve periodo de tiempo nos vamos a encontrar con una sanidad cuyas cifras puede que no sean las de un país subdesarrollado, pero desde luego estarán fuera de los cánones sanitarios europeos. 

    La Ley General de Sanidad basa sus principios en que la asistencia sanitaria pública se extiende a toda la población y se debe realizar en condiciones de igualdad efectiva, estando la política sanitaria orientada a la superación de desequilibrios territoriales y sociales. El informe anual del SNS indica que llevamos justo el camino contrario en el caso de Ceuta y Melilla. Nos da la impresión de que el funcionamiento del sistema está dando prioridad a las comunidades autónomas con competencias, cuyos/as consejeros/as hacen valer su peso político y demográfico, mientras nuestras ciudades quedan a la buena voluntad de un Ministerio que nos ve muy muy lejos de sus preocupaciones principales. 

     

    CCOO exige al Ministerio de Sanidad que garantice para el sistema sanitario ceutí:

    -       Una sanidad pública humanizada donde la persona usuaria y el/la profesional sean el centro del sistema en una perfecta integración. 

    -       Recuperar lo recortado en los últimos años, incrementando el presupuesto, así como invertir de manera clara en el capítulo 1 (recursos humanos) en todas y cada una de sus categorías y ofertar empleo público estable, con la suficiente periodicidad al igual que concursos de movilidad de personal estatutario de forma periódica y en la misma medida OPEs de promoción interna para su personal.

    -       Que se tomen las medidas oportunas para que adecúen los recursos humanos a las necesidades asistenciales y se establezcan unos límites a las agendas y a la actividad diaria que debe asumir cada trabajador/a en Atención Primaria (limitar las tarjetas sanitarias asignadas a cada profesional de Atención Primaria, médicos, enfermeras, etc., con el objetivo de aliviar la presión asistencial que sufren los/as profesionales en este primer nivel asistencial, vital en su labor asistencial a la población para evitar el colapso del siguiente nivel asistencial: Atención Especializada).

    -       Que se tomen las medidas oportunas para que adecúen los recursos humanos a las necesidades asistenciales en el ámbito de la Atención Especializada (Hospital Universitario), así como en los servicios de urgencias.

    -        Dar prioridad a las consultas presenciales. Las consultas telefónicas y telemáticas deberán tener un papel no discriminatorio para personas mayores o con dificultades para manejar las nuevas tecnologías.

    -       Mejorar la relación con el nivel hospitalario, potenciar los procesos asistenciales como base de la atención de salud, coordinados desde la Atención Primaria, incrementando su capacidad resolutiva.

    -       Garantizar la participación y empoderamiento de la ciudadanía para la promoción de salud y la mejora de los servicios sanitarios.

    -       Se debe dotar a la Atención Primaria de los recursos necesarios y suficientes para realizar actividades formativas, docentes y de investigación, para conseguir niveles de excelencia.

    -       Una mayor inversión en nuestro sistema sanitario público que redunde en un aumento significativo de los recursos humanos (Hospital, servicios de urgencias y Atención Primaria) y de las infraestructuras necesarias para atender a la población de nuestra ciudad (cuarto centro de salud).

    -       Exigir, igualmente, medidas efectivas y mejoras significativas en las condiciones de trabajo del personal del INGESA. Implantación de las 35 horas para sus trabajadores/as, negociación colectiva, real y efectiva, en el ámbito del INGESA en cuanto a todos los aspectos retributivos de todo su personal, que lleva sin negociarse, y por consiguiente sin actualizarse, desde los años 2007-2008. De la misma manera, impulsar de una vez por toda una negociación efectiva que nos coloque en los mismos estándares que el resto de los servicios de salud.

    La deriva de la sanidad pública actual nos hará perder lo que nuestros/as mayores consiguieron y nosotros/as heredamos. Lo paramos ahora o los/as ceutíes perderemos este patrimonio y pasarán muchos años hasta poder conseguir el nivel de calidad de los servicios de salud que necesitamos.

    Esperamos la implicación de directores territoriales, de la directora del INGESA, de partidos políticos, asociaciones y demás organismos y organizaciones de Ceuta y Melilla, ya que entre todos/as debemos impedir que esto continúe así y colaborar para revertir la situación.